Mi querida bicicleta. Relatos de ciclismo de Holanda y España
Varios Autores
Editorial Experimenta, 143 pp.
2009
Llegó a mis manos hace poco este libro, que habla sobre una de mis grandes pasiones: la bicicleta. La verdad, no podía creerlo. Tengo que reconocer que había hecho pocas investigaciones acerca de la relación entre literatura y ciclismo, tenía conocimiento acerca de su relación con el cine, y también sabía de la larga unión entre el fútbol y las letras, de la cual cuento con varios ejemplares en mi biblioteca. Pues bien, mi sorpresa fue muy grande al ver la portada y mucho más cuando abro y veo que varios de sus autores fueron ciclistas profesionales, como Peter Winnen –holandés, de quien recuerdo corría en la década de 1980 para el equipo Panasonic– y Thijs Zonneveld, o lo son como Pedro Horrillo, corredor del equipo Rabobank. En total son diez historias en las que encontramos un profundo amor por el ciclismo, el cual según dice en la contratapa, no solo se profesa montando en bicicleta sino también con la pluma –algo con lo que ahora estoy absolutamente de acuerdo–. Estos son los que más me impactaron:
“Las lágrimas de los Otxoa”, una crónica periodística de Edwin Winkels, en la que nos cuenta la vida del ciclista del Kelme Javier Otxoa, quien luego de estar en la gloria en el año 2000, tras ganar la primera etapa de montaña del Tour de Francia, pasó al infierno seis meses después luego de ser atropellado por un automóvil mientras entrenaba: los daños causados en su cuerpo le impidieron seguir montando en bicicleta.
“Pedaleando con Bruno” es una historia del ciclista Pedro Horrillo, que narra la forma en que llega a Londres tratando de olvidar la bici para descubrir, después, al recorrer la capital londinense en bicicleta, que su amor por el ciclismo no tiene igual. Suelta una frase que me ha quedado muy grabada: “ser ciclista tiene poco que ver con que hagas de ello tu profesión. Ser ciclista es encontrar la armonía entre tú, tu bicicleta y todo lo que rodea a ambos”.
“Ernest Hemingway era ciclista”, de Erik Brouwer narra la relación que tuvo el escritor norteamericano con el ciclismo, acudiendo siempre a los distintos escenarios de París para ver las pruebas de seis días o acudiendo a ver alguna etapa del Tour de Francia. Su pasión era tal, que uno de los personajes de su novela Adiós a las armas, tenía el nombre de un ciclista italiano, estrella en los años 20: Bartolomeo Aymo. Cuenta Brouwer que Hemingway trató de escribir una novela sobre ciclismo pero no lo consiguió.
“Lluvia en mis ojos” es una narración sobre el último año como corredor de Thijs Zonneveld, participando en un equipo profesional chino, y su relación con uno de sus compañeros. Nos muestra dos formas de pensar, dos maneras de ver la vida, dos maneras diferentes de ver el ciclismo, pero que confluyen en ese amor inagotable por las bicicletas.
Mi querida bicicleta es un libro que me abrió las puertas a la relación entre la literatura y las bicicletas y me reafirmó ese amor que llevo muy adentro por el ciclismo. Vale la pena decir que este libro lo leí en un momento en que me recuperaba de un accidente, justo montando en bici.
@Diego Luis. Me gusta que te haya gustado nuestro modesto librito. En Holanda y Bélgica hay mucha cultura literaria sobre el ciclismo; en España, lamentablemente, mucho menos.
Dónde puedo conseguir este libro, en verdad me interesa
Juan, no sé dónde se pueda conseguir. El libro, creo, venía como bonus de otra publicación.
Juan, no sé dónde se pueda conseguir. El libro, creo, venía como bonus de otra publicación.
gracias
si os interesan los libros de ciclismo y como es tan dificil encontrarlos,tengo una pagina con muchos en venta: http://tuslibros.galeon.com