Por: Andrea Echeverri Jaramillo

 

La atmósfera que consigue Tim Burton en Sweeney Todd, el barbero demoniaco de la calle Fleet es de las más especiales que ha impregnado al cine. Más que en el resto de sus filmes, la influencia del Expresionismo Alemán está presente en cada uno de los planos, incluso en los momentos –recuerdos o ensoñaciones- que parecen felices.

 

Los caracteres están perfectamente configurados, pero es el azar el que los lleva por caminos insospechados. El amor está en la base, por supuesto, pero en la superficie permanece el odio, que todo lo llena de sangre. Aunque es a partir de la muerte que se nutren –literalmente- los personajes.

 

Una atmósfera puramente cinematográfica, en la que la cámara se mueve deliciosamente, la luz, amén del tratamiento realizado en la postproducción, juega de mil maneras a través del celuloide, y el montaje, impecable, resulta a veces sorprendente, enmarca, sin embargo, un musical que reconoce claramente su origen teatral más que fílmico, a pesar de que ya se había hecho una versión fílmica en 1936.

 

No está, pues, Sweeney Todd en la línea de cintas como Cantando bajo la lluvia o Bailarina en la oscuridad, sino en la de los montajes de Broadway, de donde proviene, en donde el escenario hace parte fundamental de la trama, y los personajes cantan cual si estuvieran hablando. La partitura, encantadora como era de esperarse, parte de la original compuesta por Stephen Sondheim, adaptada por Christopher Bond, constituye una de las mayores diferencias con respecto al resto de la filmografía de Burton, en tanto no interviene su habitual colaborador musical, Danny Elfman.

 

Por su parte, la sangre que brota a borbotones durante toda la película, de un color rojo oscurísimo, es la que lleva la batuta en la historia. Y aunque su exceso, unido a su crudeza, parece asestar la puñalada en el ojo del espectador, es allí donde radica la estética total del filme.

 

Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet; Director: Tim Burton; Reparto: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen, Alan Rickman, Timothy Spall; Duración: 117 min.; País: EE.UU; Año: 2007.