El escritor Sergio Álvarez es recordado en nuestro país por La lectora, una novela que tuvo muy buena acogida por parte del público, tanto como publicación como en su adaptación a televisión, que se hizo hace ya varios años. Hablé con Álvarez acerca de Mapaná, una novela juvenil que acaba de ser publicada por Alfaguara pero que fue escrita en el año 2000.
¿Cómo surge Mapaná?
Es una historia sobre las diferencias generacionales, esa época de la adolescencia en que se crean los sueños, se cree en ellos y la forma en que colisionan contra la actitud de los padres y la sociedad. Tiene una génesis bastante simple y es que cuando me instalé en España, nunca había escrito y no tenía suficiente espacio ni contacto como para insertarme en el mercado editorial español. Un amigo me dijo que ensayara escribiendo una novela juvenil, pues sería más fácil de asumir por el mercado. Me acordé de mi vida en el Vichada, una experiencia divertida y dije “bueno, voy a hacer una novela de aventuras”, un poco como homenaje a las novelas con las que uno creció. Se me ocurrió escribir una historia así, me divertí mucho, la escribí para mis hijos y en realidad lo que me dijo mi amigo fue cierto, aunque se publicó después de La lectora, fue con la que me conoció el medio literario español.
Esta novela no pierde vigencia en el sentido de que mezcla la cuestión del narcotráfico en la selva, el ejército…
Sí. Es esencialmente una novela de aventuras. Antes estaban los piratas, ahora están los narcotraficantes; antes estaban los coroneles ingleses y ahora está el ejército, que no tiene tanta clase pero cumple la misma función. La literatura juvenil maneja ciertos tópicos, los primeros acercamientos a la lectura son en blanco y negro y Mapaná intenta eso.
¿Cómo pasa de Mapaná a La lectora?
Ya había escrito los primeros borradores de La lectora y me alejé un poco. Hice Mapaná y fue lo primero que se publicó. El hecho de parar La lectora, que en esa época se llamaba Engome, y escribir y publicar Mapaná, me obligó a replantear La lectora pues las estructuras eran muy similares. El resultado final es consecuencia de haber escrito Mapaná en el medio.
¿Qué está haciendo ahora?
Estas dos novelas me han dado suerte y en los últimos dos años estoy escribiendo para cine, hay unos proyectos con los cuales estoy contento. Después de La lectora pues la presenté, la traduje y me senté a hacer la investigación para una novela que cuenta la historia de Colombia desde 1965 hasta 2000. Es un proyecto faraónico pues ya son cinco años de trabajo.
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