Harper Lee
Traducción de Baldomero Porta
410 p., Ediciones B.
 
 
La primera y única novela de la escritora norteamericana Harper Lee llega al español en una colección dedicada al cine y la literatura. Grandes películas, grandes novelas se titula esta edición, en la cual destacan otras obras como El exorcista, Drácula o De aquí a la eternidad.
En Matar a un ruiseñor, extenso pero entretenido relato merecedor del premio Pulitzer en 1961, Jean Louise Finch recuerda algunos acontecimientos de su infancia en Maycomb, un pequeño pueblo al sur de los Estados Unidos, todos ellos alrededor de un hecho casi sin precedentes en la historia de esa población: la defensa por parte de un abogado blanco – Atticus, padre de la narradora – de un joven negro acusado de violar a una mujer blanca.
La narración de los hechos es ágil, con un lenguaje bastante coloquial y muy preciso, son las palabras y los pensamientos de una niña de nueve años recordando y criticando las diferentes manifestaciones socioculturales de una población con prejuicios raciales y con muchos temores por cosas que vayan a cambiar su forma de vivir. Nos cuenta la pequeña protagonista como se entretejen las relaciones entre vecinos, sean amigos o enemigos, y todos los pormenores de un proceso judicial que no termina de la mejor manera.
En 1962 el director Robert Mulligan llevó al cine esta novela en una película que sorprende al espectador por su hermosa fotografía en blanco y negro, y por las memorables actuaciones de Mary Badham y Gregory Peckm quien obtuvo el premio Oscar a mejor actor, siendo el único en toda su carrera. Igualmente la cinta ganó el premio a mejor guión adaptado.
Tanto en la novela como en el filme, se descubre que la historia es un homenaje a esos hombres que, como Atticus Finch, son hechos de una sola pieza y son buenos padres, buenos trabajadores y, más que eso, excelentes seres humanos. Acerca de esta coherencia nos habla la pequeña Scout –como se le dice cariñosamente a Jean Louise – que ya con ojos de grande reconoce todo el valor que en ese entonces tuvo su padre. Matar a un ruiseñor es una hermosa lección de humanidad, una obra que abre los ojos para continuar en la búsqueda de un utópico futuro en el cual la justicia social y la paz sean pan de cada día.